Encontré un ángel inesperado.

Yo quien relata esta pequeña historia, doy fe de todo, dejaron a mi amigo, un pequeño perrito, en una carretera bajo la lluvia, mi amigo desesperado se preguntaba:  ¿por qué estoy aquí?, y aunque corría con todas sus fuerzas no pudo alcanzar a aquel ingrato, pero mi amigo era ingenuo, por lo que corría con la única esperanza de alcanzar a aquel, a quien fue su amo, pensando al mismo tiempo que error he cometido, por eso me dejó olvidado en aquella calle; mi amigo no sabía a dónde ir, tenía mucha hambre y sed, y extrañaba tanto aquel rincón, que solía ser su mundo, recordaba aquel hueso que había enterrado pero no olvidado, aquel valiente seguía caminando, mi amigo no entendía como algunas personas parecían estar  molestas con él, pues le lanzaban piedras y dentro de su corazón decía: ¿es qué no entienden? que solo quiero encontrar algo que comer, pero el instinto de supervivencia lo impulsaba a seguir, confundido se cuestionaba ¡no entiendo! ¿qué hago aquí? Las fuerzas de aquel noble perrito ya lo habían abandonado con los años, de aquel perro feliz y juguetón solo queda un vagabundo, yo con angustia en mi corazón lo seguí a la distancia, pues aún no se me era permitido mostrarme a él.

Podía sentir los latidos de su corazón, y lo escuchaba llorar por las noches, pues se sentía culpable, pensando que  algo había  hecho mal, pero seguía caminado, preguntándose ¿qué es esta fuerza que me impulsa? pues quisiera que esta agonía terminase, mi amigo pensaba, no todos los humanos son malos pues los veo pasear a otros perros, se ven tan felices recuerdo mi vida anterior, en ocasiones hasta guardaba esa esperanza inútil de que su antiguo amo lo buscase, que quizás solo fue un error o ¿será qué Dios no existe? como lo decía mi antiguo amo.

En un parque encontró comida y agua fresca, se preguntó dentro de sí, ¿quién olvidaría la comida de su perro?, pero comió hasta saciarse, entonces vio a una mujer que llegaba a llenar los recipientes de comida, se acercó moviendo su cola y la mujer le dijo: lindo perrito, coma es para ti, no puedo llevarte conmigo, al menos hoy no pasarás hambre. Mi amigo notó que por alguna razón aquella bella mujer nunca más volvió a aquel lugar.

Aquel viejo perrito ya  cansado, se detuvo bajo un puente; ya oscurecía, la noche seria fría, no me pude mantener por más tiempo como espectador, entonces me mostré a él, aterrado por la luz que yo despedía llegaba a sentir que lo cegaba, yo estaba impresionado por todo lo que él había sufrido y al mismo tiempo amado tanto, por tan poco o por nada, con los dones que me fueron entregados abrí su entendimiento y su garganta para hablar y  el perrito me preguntó:  ¿quién eres tú? – le dije soy un ángel, me dijo – ¿un ángel que es eso? Un ángel es un mensajero de Dios – ¿Dios el qué no existe?, – sonriente le dije; Dios si existe, aún se puede encontrar en los corazones de las personas buenas – ¿Que son personas buenas?, precisamente por eso me han enviado, ya que en tu vida no tuviste la oportunidad de conocer a alguien que verdaderamente te ame, como lo que en realidad representas, y pueda retribuir lo mucho que has amado.

¿Es qué he cometido algún error? que mi amo me ha dejado, bajo la lluvia –No, solo eres víctima del egoísmo de un mundo que de tanto girar se ha vuelto loco, la gente puede amar, pero también puede destruir y en la tierra el egoísmo no tiene límites, los humanos se matan unos a otros, pero aun en el mundo hay esperanza – Esperanza ¿Qué es eso? – ¡Escrito esta! El justo cuida de los animales, pues en el corazón de Dios no está el maltrato ni el odio a los animales, también hay personas maravillosas, aunque cada vez son menos, y por ellos aún hay esperanza.

Si tú eres un mensajero ¿cuál es el mensaje que he de recibir? – hoy vas a dormir, entonces ya no tendrás más hambre ni frío, ni nadie que, te insulte solo por el hecho de existir, pues mal no has hecho a nadie, ni has cometido error alguno, por lo que, volverás a nacer otra vez, serás un pequeño cachorro en este mundo, jugarás bajo los árboles, con tus hermanos por un corto tiempo, en esta ocasión una mujer te adoptará serás un ángel  –  ¿seré como tú? – más o menos, serás para ella una compañía un amigo, que la esperará todos los días con  la misma alegría como cuando la conociste, serás como un ángel para ella, porque estarás con ella en la angustia, la observarás en silencio, y en ti encontrará consuelo, ella no te dejará pasar hambre y cuando enfermes su corazón sufrirá contigo.

 Mi amigo me dijo – en esta vida soy un perro sin raza, y yo veo a las personas felices y orgullosos paseando perros llamados pedigrí, dicen que ellos son de raza, pero no entiendo, ¿qué significa eso? – significa que el ser humano es un ignorante, porque las razas de los perros, solo son un cruce de otras razas, y el negocio de los criadores de perros, los mismo que abandonan perras cuando ya no sirven para criar.

 Tu dueña te amará por lo que eres y no por lo que parezcas ser, tu vida será como una estrella fugaz para quien cuide de ti, pues aunque deseara que vivieras 70 años solo 15 vivirás, le dejaras los recuerdos más lindos, escucharas como ella con voz dulce hablará por ti, como si tú le contestaras, te inventará canciones, hasta bailará contigo, tú encontrarás la  manera de decirle que la amas y ella lo sabrá todos los días, te amara tanto que tendrá miedo de tener otra mascota, por miedo a sentir que te traicionará, pero no será así, solo le dará la oportunidad a otro angelito de acompañarla en su viaje.

Ven mi amigo, duerme en mi regazo, ya no tendrás por qué preocuparte, hoy es el final de este viaje, algún día cuando vuelvas a morir, te transformaras en una estrella en el firmamento, cuando tu vida se vuelva a apagar se encenderá tu estrella, y tu luz llenará este mundo de esperanza,  pero hoy solo es el principio de un nuevo inicio – Mi amigo me dijo – por favor escribe mi historia y cuéntales, para que las personas puedan amar y dejen sus diferencias y se detenga los abusos pues, estoy dispuesto a dar mi vida por unas migajas de pan y un poco de amor– duerme mi amigo ya no estás solo, yo, el ángel de Dios, encontré un ángel que jamás pensé encontrar, un ángel de carne y hueso, ¡dicen que los perros no sonríen! pero, te recordaré con una sonrisa en tu rostro, dormido sobre mi regazo.

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